domingo, 20 de octubre de 2013

3-HISTORIA

Esta historia real, data de 1607, cuando un príncipe de tan solo 20 años de edad, heredero del Gran Imperio Mongol, conoce a una joven persa-musulmana llamada Mumtaz Mahal de quien se enamora profundamente. Es ella quien se transforma con 19 años en la nueva princesa y segunda esposa de este emperador, celebración que se llevo a cabo en la ciudad de Agra, estado de Uttar Pradesh, unos 200 Km. al sureste de Delhi, India. El era un príncipe heredero de quince años, ella una adolescente de catorce; la leyenda dice que la joven vendía bagatelas cuando se vieron por primera vez. Se llamaba Aijumad. Era bella, inteligente y culta, pero las razones de estado interfirieron con la temprana pasión: el príncipe fue obligado a tomar por esposa a una princesa como él, hija del rey de Persia. Pero la ley musulmana vino en su ayuda: permitiendo que un hombre tuviera cuatro esposas. Consultando la fecha con los astrólogos de la corte, se llegó al día del casamiento.
Sha Jahan, por fin pudo reunirse con su amada en el año 1612, después de cinco años impedido de verla. Poco después, el nombre de ella sería cambiado por otro: Mumtaz Mahal, qué significa, literalmente, ‘la elegida del palacio’. La feliz unión duró diecinueve años. En 1631, tras 19 años de matrimonio y de una vida de gran amor, Mumtaz fallece en Berhanpur, luego de dar a luz a una niña, su hijo N° 14. Ella se encontraba allí acompañando a su esposo en una campaña, cuyo objetivo era sofocar una rebelión. El emperador recibe un pedido de su adorada esposa antes de morir, en donde debía cumplir con las siguientes promesas: Que construyera su tumba; Que se casara otra vez; Que fuera bueno con sus hijos; Que visitara su tumba cada año en el aniversario de su muerte. El emperador y amante esposo se sintió morir también. Su tristeza era tan profunda que se encerró en sus habitaciones ocho días con sus ocho noches, sin probar comida ni beber. Al cabo de ese tiempo, pálido y envejecido, salió y ordenó que se cumpliera el luto en todo el reino. Prohibió usar vestimentas de colores, tocar música, usar perfumes y joyas, y hasta llegó a prohibir la sonrisa entre los súbditos. Mientras tanto, Jahan hizo un juramento: Mahal tendría la tumba más hermosa que el mundo hubiera visto jamás, en testimonio de su amor y para que el recuerdo de su nombre perdurara por siempre. Con la fusión de la tradición hindú y la persa-musulmana dando forma en mármol blanco, se obtuvo como resultado la construcción del Rauza, es decir de la tumba de la “elegida del Palacio”, a pedido de Shah Jahan. Este hoy, patrimonio de la humanidad fue emplazado en los bancos del río Yamuna en 1631. Para tal construcción se emplearon veinte mil obreros y los materiales utilizados fueron transportados desde Marrana mediante elefantes (1.000) ya que la distancia a recorrer era de unos 300 kilómetros. Finalizando en 1653, con este gran mausoleo de amor.
Este majestuoso homenaje tuvo su lado costoso para Shah Jahan quien perdido por su amor vivía para venerar a su mujer. A tal punto que esta obra fue adornada en su interior y exterior por piedras preciosas de distintos puntos, por ejemplo: desde Bagdag, China, Afganistán, Tíbet, Egipto, Persia, Yemen, Rusia y Ceilán, entre otros. Esto llevo a que este emperador caiga rotundamente en una ruina económica y consecuentemente en la pérdida de su trono. Por la disputa de este último se desató una cruenta guerra entre los posibles herederos. Frente a ello, cuando Shah Jahan se siente muy debilitado, decide rendirse, y su hijo Aurangzeb toma el trono, y le permite seguir con vida a cambio de quedar prisionero hasta el día de su muerte en el Fuerte del Agra. Finalmente, este fallece en 1666, el cual es enterrado en el Taj junto a su amada esposa.
Sin embargo, la historia cuenta que Sha Jahan había proyectado construir justo enfrente del Taj, una replica exacta en mármol negro y unir ambos mausoleos mediante un distinguido puente. Sin embargo, hoy podemos decir que este monumento, quintaesencia del arte musulmán en la India es el regalo del emperador a toda la humanidad. Hoy, el gran monumento de amor es una de las “Siete Maravillas del mundo”. Su nombre “Taj Mahal”, se traduce generalmente como “Palacio de la Corona” o “Corona del Palacio”, pero los historiadores nos afirman que su designación no es más que una abreviación del nombre de la Elegida del Palacio, Mumtaz Mahal.


 
 
 
 
 




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